PABLO NERUDA
Fue hijo de José del Carmen Reyes Morales, obrero ferroviario, y de
Rosa Neftalí Basoalto Opazo, maestra de escuela fallecida de tuberculosis cuando Neruda tenía un mes de edad.4 En 1906, la familia se trasladó a Temuco, donde su padre se casó en segundas nupcias con Trinidad Candia Marverde, a quien Neruda llamaba «mamadre».5
Neruda ingresó al Liceo de Hombres, donde cursó todos sus estudios hasta terminar el 6.º año de humanidades en 1920.4
El impresionante entorno natural de Temuco, sus bosques, lagos, ríos y
montañas marcaron para siempre el mundo poético de Neruda.
En 1917, publicó su primer artículo, «Entusiasmo y perseverancia», en el diario La Mañana de Temuco. En esta ciudad, escribió gran parte de los trabajos, que pasaron a integrar su primer libro de poemas: Crepusculario.5 En 1919, obtuvo el tercer lugar en los Juegos Florales del Maule con su poema «Comunión ideal» o «Nocturno ideal».4 En 1920, comenzó a contribuir en la revista literaria Selva Austral. En ese mismo período, conoció a Gabriela Mistral,
de cuyo encuentro recordó: «ella me hizo leer los primeros grandes
nombres de la literatura rusa que tanta influencia tuvieron sobre mí».6
Hacia 1921, con diecisiete años de edad, comenzó a firmar definitivamente sus trabajos con el seudónimo de Pablo Neruda, esencialmente con el propósito de evitar el malestar del padre por tener un hijo poeta.7 Si bien Neruda nunca aclaró el origen de su nombre artístico, nunca desmintió, e incluso apoyó, la conjetura de que lo habría escogido en honor al escritor checo Jan Neruda,[cita requerida]
del cual leyó un cuento por esos años que le causó una honda impresión.
Sin embargo, la obra de Jan se publicó entre 1857 y 1883, y es poco
probable que Neruda haya tenido acceso a traducciones en 1921 —en lugar
de esto, se presume que su apodo está inspirado más bien en un personaje
de la novela de Arthur Conan Doyle titulada Estudio en escarlata (1887), donde, en el capítulo IV, el personaje Sherlock Holmes
dice ir a escuchar un concierto de Norman-Neruda, una famosa
violinista, Guillermina María Francisca Neruda, casada con el músico
sueco Ludwig Norman, conociéndosela entonces como Wilma Norman-Neruda—.8
En 1921, se radicó en Santiago y comenzó sus estudios de pedagogía en idioma francés en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile,
donde obtuvo el primer premio de los Juegos Florales de la Primavera
con el poema «La canción de fiesta», publicado posteriormente en la
revista Juventud.
En 1923, publicó Crepusculario, que es reconocido por escritores como Hernán Díaz Arrieta, Raúl Silva Castro y Pedro Prado.5 En 1924, publicó su famoso Veinte poemas de amor y una canción desesperada, donde todavía se nota una influencia del modernismo.
Posteriormente, se manifestó un propósito de renovación formal, de
intención vanguardista, en tres breves libros publicados en 1926: El habitante y su esperanza, Anillos (en colaboración con Tomás Lago) y Tentativa del hombre infinito. En 1927, comenzó su larga carrera diplomática siendo cónsul en Rangún, Birmania, desde donde se desarrolla un notable epistolario con el escritor argentino Héctor Eandi. Luego fue cónsul en Sri Lanka, Java, Singapur, Buenos Aires —donde conoció a Federico García Lorca—, Barcelona —donde conoció a Rafael Alberti— y Madrid. Pregonó su concepción poética de entonces, la que llamó "poesía impura", y experimentó el poderoso y liberador influjo del surrealismo.
El 6 de diciembre de 1930 se casó con la neerlandesa María Antonia Hagenaar Vogelzang, Maruca
—se la cita como Maruca Reyes, Maruca de Reyes y Maruca Neruda—. La
hija que nació en 1934 de esta unión, Malva Marina Trinidad, padecía hidrocefalia y murió en 1943, a los ocho años. Neruda se separó de Hagenaar en 1936 —se divorciaría de ella a distancia, en México en 1942, divorcio que no fue aceptado por la justicia chilena—.9
En 1935, Manuel Altolaguirre le entregó a Neruda la dirección de la revista Caballo verde para la poesía, donde fue compañero de los poetas de la Generación del 27. Ese mismo año apareció la edición madrileña de Residencia en la tierra.
OBRAS IMPORTANTES
Crepusculario
(1923). Fue su primer libro, lo publicó con su
dinero y con la colaboración de
amigos.
Veinte poemas de amor y una canción desesperada
(1924) ha sido el más vendido (ha superado el
millón de ejemplares), y esta Obra lo llevó a
destacarse entre uno de los mejores poetas de
Latinoamérica.
Residencia en la tierra
(1933), se destaca entre las numerosas obras,
contiene poemas impregnados de trágica desesperación
ante la visión de la existencia del hombre en un
mundo que se destruye.
Canto general (1950),
un poema épico-social en el que retrata a
Latinoamérica desde sus orígenes precolombinos.
Confieso que he vivido (1973). Obra póstuma; en el mismo año de su fallecimiento, se publicaron sus memorias.
PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
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